jueves, 22 de marzo de 2012

Cultura General para Políticos


Me resulta difícil pensar en otro político con los errores que últimamente ha tenido Enrique Peña Nieto. A partir de su aparición en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara el mexiquense ha demostrado que no tiene capacidad de respuesta, lo que es indispensable siendo político.

También es evidente que no tiene un equipo capaz ni eficiente, pues primero lo hacen pisar un terreno que no es el suyo y después fueron incapaces de sacarlo del pozo al que ellos mismos lo metieron. Por último, demostró que no tiene control sobre su familia, cosa que nos consta a partir del comentario despectivo y clasista de su hija mayor.

Difícil situación que atraviesa Peña Nieto. Querer ser presidente no es nada más de querer y ya. Los ojos de una nación completa están puestos sobre ti para observar el mínimo error que puedas cometer y de esta manera evidenciar que “no eres el indicado”.

Aunque Peña Nieto sigue estando en primer lugar en las encuestas, las tendencias son a la baja, y terminará por cavar su propia tumba si sigue teniendo estas desafortunadas participaciones.

Así que mi aportación del día de hoy para todos los políticos y chapulines que buscan puestos locales y federales de elección popular es un breve recuento de cultura general para que no los agarren desprevenidos… si yo fuera ustedes, guardaba este documento.

Aunque jamás lleguen a leerlos, los políticos deben saber que Alfonso Reyes escribió “Visión de Anáhuac”, que Octavio Paz es el autor de “El laberinto de la Soledad” y que Carlos Fuentes nos regaló “La Región más transparente”. Si en realidad quieren aparentar estar más enterados, pueden mencionar que Juan Rulfo escribió ese monstruo literario que es “Pedro Páramo” y que Mariano Azuela es el autor de esa increíble historia “Los de Abajo”.

En el tema de las artes plásticas siempre deben recordar que “los tres maestros” son Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco. Pueden ornamentar un poco su discurso mencionando a José Luis Cuevas y a Juan Soriano.

De música hay nombres indispensables: Carlos Chávez, Silvestre Revueltas o José Pablo Moncayo. Si, el autor del “Huapango de Moncayo” esa melodía que sin ustedes saberlo, es la que más identifica a México luego del Himno Nacional, pueden buscarla en you tube, hay hasta versiones con el mariachi Vargas de Tecalitlán y todas las sinfónicas de México.

Los políticos deben saber, mínimo, el nombre de los últimos veinte presidentes de México, quien escribió el himno nacional y cuál es el nombre de los niños héroes. Los políticos deben saber también cómo se llaman los gobernadores actuales de todos los estados de la república y quienes integran el gabinete actual.

Los políticos deben saber de que trataba el movimiento del 68, y quienes están representándonos en los juegos olímpicos. Los políticos deben saber cuántos pobres hay en el país.

Y si ya de plano, traen ganas de estudiar, aquí les dejo dos valiosas recomendaciones: deben saber cuál es el salario mínimo en el país y de perdido, pregunten a la “señora de la casa” cuánto vale un kilo de tortillas!

El peinado si importa...


Desde que tengo uso de razón me he dedicado a rescatar animales abandonados que he encontrado en la calle. Muchos han llegado en un estado deplorable y, con amor y paciencia, y por supuesto con muchos recursos monetarios de mi parte, han salido adelante.

Algunos de ellos, debo reconocer, no han tenido tanta disposición, y muchas veces me he formado prejuicios de otros a los que veo sin futuro o muy poco agraciados y resulta que son los mejores compañeros que pude encontrar. Sin embargo, siempre, siempre, para poder darlos en adopción, necesitan una “manita de gato” ó de plano una “garra de león”.
Pancho, era un perro muy desobediente. Llegó muy maltratado por la vida y con sarna. Era un perrito de tamaño pequeño que se ganó mi corazón a pesar de ser, digamos… un poquito feo.

El doctor lo inyectó en tres ocasiones y yo tenía que bañarlo, un día sí, un día no, para poder quitarle la sarna. Pancho, a diferencia de muchos perros que he rescatado, era muy malagradecido. Se escapaba, me tiraba el agua, sacaba la basura, ladraba, rompía cosas… Insoportable.

Así que supe, que con Pancho, iba a tener que hacer una especie de precampaña para que pudiera ser recibido en adopción. Y empezamos con un corte de pelo…
Eso, me llevó a pensar que tal vez, el copete de Peña Nieto fuera un arma letal para conquistar corazones de mexicanas indecisas. Era posible, ¿no?

Sobre todo si se toma en cuenta una reciente investigación efectuada por la psicóloga Marianne La France, de la Universidad de Yale, en Estados Unidos. Ella comprobó que los cabellos desordenados repercuten negativamente en la autoestima de las personas. También reveló que la misma persona, con diferentes peinados tenía una imagen ante los demás que afectaba la percepción de inteligencia, seriedad, capacidad e incluso, riqueza.

Los investigadores también hallaron que las mujeres se sentían sin gracia, avergonzadas, incómodas y demasiado preocupadas por su aspecto. Los hombres, mientras tanto, tenían menos confianza en sus atributos, sentían más nerviosismo y mostraban mayor propensión al aislamiento social. Sin embargo, a diferencia de lo que podría pensarse, un día de peinado horrible mostró tener más impacto en ellos que en ellas.
Efectivamente, los hombres consideran que un mal peinado puede dar al traste con su desempeño general y les dificulta la resolución de otros problemas cotidianos.

De ahí, que el arma de Peña Nieto, sea su impecable peinadito para el que seguramente utiliza un bote de gel para el cabello diariamente. Otro estudio de la misma autora revela que las mujeres que sonríen de más, en política, pueden presentarse como superficiales, pero las que no lo hacen como insensibles. Así que la que lo tiene difícil es Josefina. No debe sonreír de más ni pasarse de seria. El mexiquense con que ande peinadito tiene.

Y si la historia comenzó con Pancho, con Pancho debe terminar. Pancho resultó, después del corte, ser un schnauzer, que ya con su nuevo peinado, tuvo otra imagen ante la sociedad. La gente se peleaba por ser quien lo adoptara, afortunadamente los quince minutos de enamoramiento Pancho se portaba bien. Al final, dejé que se fuera con la familia más tolerante. La que sabía que iba a decir al descubrir que el canino no llenaba sus expectativas y los decepcionara diariamente: “Pos ya ni modo” “Ahí pa´ la otra” “¿Ya qué? Ya dijimos que si!” y que no iba a regresar nunca a reclamarme que yo les había mentido en mi pre campaña diciéndoles que Pancho era el mejor perrito que podían encontrar.

Una familia que se pareciera a los mexicanos, a los mexicanos que eligen un gobernante por su copete y después se aguanta!