viernes, 4 de noviembre de 2011

El extraño que vivió en mi casa

Unos cuantos años después que yo naciera, mi padre conoció a un extraño, recién llegado a nuestra pequeña población. Desde el principio, mi padre quedó fascinado con este encantador personaje, y enseguida lo invitó a que viviera con nuestra familia. El extraño aceptó y desde entonces ha estado con nosotros. Mientras yo crecía, nunca pregunté su lugar en mi familia; en mi mente joven ya tenía un lugar muy especial. Mis padres eran instructores complementarios: Mi mamá me enseñó lo que era bueno y lo que era malo y mi papá me enseñó a obedecer. Pero el extraño era nuestro narrador. Nos mantenía hechizados por horas con aventuras, misterios y comedias. El siempre tenía respuestas para cualquier cosa que quisiéramos saber de política, historia o ciencia. ¡Conocía todo lo del pasado, del presente y hasta podía predecir el futuro! Llevó a mi familia al primer partido de fútbol. Me hacía reír, y me hacía llorar. El extraño nunca paraba de hablar, pero a mi padre no le importaba. A veces mi mamá se levantaba temprano y callada, mientras que el resto de nosotros estábamos pendientes para escuchar lo que tenía que decir, pero ella se iba a la cocina para tener paz y tranquilidad. (Ahora me pregunto si ella habrá rogado alguna vez, para que el extraño se fuera.) Mi padre dirigió nuestro hogar con ciertas convicciones morales, pero el extraño nunca se sentía obligado para honrarlas. Las blasfemias, las malas palabras, por ejemplo, no se permitían en nuestra  casa, ni por parte de nosotros, ni de nuestros amigos o de cualquiera que nos visitase. Sin embargo, nuestro visitante de largo plazo, lograba sin problemas usar su lenguaje inapropiado que a veces quemaba mis oídos y que hacía que papá se retorciera y mi madre se ruborizara. Mi papá nunca nos dio permiso para tomar alcohol. Pero el extraño nos animó a intentarlo y a hacerlo regularmente. Hizo que los cigarrillos parecieran frescos e inofensivos, y que los cigarros y las pipas, se vieran distinguidas. Hablaba libremente (quizás demasiado) sobre sexo. Sus comentarios eran a veces evidentes, otras sugestivos, y generalmente vergonzosos. Ahora sé que mis conceptos sobre relaciones fueron influenciados fuertemente durante mi adolescencia por el extraño. Repetidas veces lo criticaron, mas nunca hizo caso a los valores de mis padres, aun así, permaneció en nuestro hogar. Han pasado más de cincuenta años desde que el extraño se mudó con nuestra familia. Desde entonces ha cambiado mucho; ya no es tan fascinante como era al principio. No obstante, si hoy usted pudiera entrar en la guarida de mis padres, todavía lo encontraría sentado en su esquina, esperando por si alguien quiere escuchar sus charlas o dedicar su tiempo libre a hacerle compañía... ¿Su nombre? Nosotros lo llamamos Televisor.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Preguntas difíciles, Respuestas imposibles

¿Me veo gorda? ¿Me quieres? ¿No me ves algo diferente? Cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia. Somos mujeres. Los hombres siempre se van a preguntar porqué las nenas hacemos preguntas que son tan difíciles de responder, de hecho, si esa pregunta nos la hicieran a nosotras mismas, seguramente no sabríamos que contestar.
Las mujeres realizamos a lo largo de las relaciones e incluso a lo largo de los años preguntas sin respuesta por muchos factores: por inseguridad, sobre todo. Porque sabemos si mienten al responder. Porque buscamos una manera de pelear. Tuve una amiga que llegó a preguntarle a su novio: Si tu y yo nos separamos, crees que llegues a amar a alguien como a mi? El chavo contestó: No, no lo creo. Ella enfureció, le dijo que era un cínico mentiroso, que como se atrevía a decir algo así, si ni siquiera sabia lo que iba a pasar, que si entonces el quería terminar, o qué pasaba?. El chico respondió entonces: bueno, me equivoqué, la respuesta es No sé. Ella enloqueció nuevamente y le dijo que si no lo sabía,era porque su amor no era verdadero, si la amaba, como lo decía, jamás dudaría de que su amor fuera eterno. Ok, dijo Miguel, entonces creo que si, si amaré a la próxima mujer con la que me involucre sentimentalmente. Mi amiga casi se tira del balcón y por supuesto terminaron! Pobre hombre...
Hay ciertas cosas que puedes preguntarle a un hombre, pero no puedes esperar que te dé una respuesta honesta. Y esto no es algo necesariamente negativo. Los hombres casi en la mayoría tienen ese halo de caballerosidad, que les impedirá atacarte u ofenderte a menos de que la relación este completamente viciada o sea violenta. De otra manera, el hombre si te ama, lo hará porque te ama, si no te ama, lo hará por no lastimarte, pero al final te mentirá, y nosotros tenemos que aprender a vivir con eso. Por el lado opuesto, amigas,todas, cada vez que le pregunten a su novio, amigo o amante: en qué piensas? Y este responda: en nada! Créanlo, ese hombre no esta pensando en nada!